domingo, 22 de mayo de 2011

El voto de Lucas





-Mamá, ¿vas a votar?
-No, no voy a votar.
-¿Por qué?
-Porque ninguno de los partidos que se presenta me ofrece la posibilidad de votarle sin sentir vergüenza.
-No lo entiendo.
-Uno puede votar convencido, porque hay un partido que propone medidas y un modelo de sociedad que le convence. También puedes votar sin convicción, porque pese a que ninguno te convence, sí hay una tendencia, una idea o incluso una historia detrás por la que quieres apostar. También puedes votar a la contra, por ejemplo votar al partido rojo para que no gane el partido azul, etc. Y puedes no votar. Eso sucede cuando te parece que el partido azul, el amarillo, el rojo, el negro y el verde proponen en el fondo lo mismo. Y sobre todo, sucede cuando sabes que al día siguiente te daría vergüenza recordar que les has votado.
-Pues aun así yo quiero votar.
-Eso me alegra, pero no puedes.
-¿Puedes votar por mí?
-¿A quién querrías que votara?
-Al alcalde.
-¿A qué alcalde?
-Al alcalde Jordi Hereu.
-¿Por qué?
-Porque a mí me gusta mucho mi ciudad, y él es el alcalde. Me gusta.
-Vale. No voto por ti, porque el voto no se presta, pero le mandaremos una carta a Jordi Hereu para decírselo. ¿Qué le pongo?
-Alcalde, yo querría votar por ti pero tengo 8 años y no puedo. Me gusta esta Barcelona.
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viernes, 15 de abril de 2011

Bravísimo



Hoy Lucas ha ganado el primer premio en los Jocs Florals de su colegio, en la modalidad de relato.
Por mañana me había dicho que se fallaban los premios y yo he intentado desanimarle, porque Lucas tiene una imaginación algo alejada del estilo escolar. Pero ha ganado, y eso le hace sentirse cercano. Su madre escribe constantemente: libros, columnas, blogs, noticias, ideas. Su padrastro escribe novelas, artículos, entrevistas. Siempre que Lucas quiere decir algo se siente interrumpiendo una lectura, una escritura. Hoy, él es el escritor.


Hace algún tiempo que dejé de ocuparme aquí de nuestras lecturas, puro fracaso. Lo intentamos con Twain, y su prosa nos espesaba la noche hasta hacerla intragable. Lo intentamos con Verne, y nos resultó un redicho lejano y racista en su vuelta al mundo. Con Argemí acertaron: la Odisea, la Biblia y, sobre todo, Horacio Quiroga.


Bravo por Lucas. Retomaremos la pelea.